El clima de Brasil: el verdadero rival

El clima de Brasil aparece como el rival más duro de vencer en este Mundial. ¿Quieres saber cómo reacciona el cuerpo de los futbolistas?

Mar Gómez

Mar Gómez

Con todos los ojos puestos en los partidos del Mundial, los jugadores se enfrentan en estos días no solo a duras batallas sobre los campos brasileños sino  a un “enemigo oculto” que los jugadores deben vencer en este Mundial: el clima brasileño.

Brasil, un país de grandes dimensiones tiene acusadas diferencias climáticas. Las doce ciudades que son sede en el Mundial presentan diferentes climas desde el tropical monzónico, pasando por el subtropical seco y húmedo, tropical de sabana y el subtropical de altitud.

El deportista expuesto al calor

Pero ¿cómo reacciona el cuerpo de los futbolistas ante tales condiciones? Las altas temperaturas y la humedad afectan al deportista en varios factores como son una disminución en su velocidad, fortaleza y resistencia.

Conviene recordar que el cuerpo de un adulto joven puede tener entre un 50% y un 60% de agua, por lo que un futbolista de 70kg de masa corporal tendría aproximadamente 40l de agua en su organismo. A lo largo del día se va perdiendo agua debido a la sudoración, la orina y las heces, llegando a superar los 2,5l de pérdida en condiciones normales. Por supuesto, la ingesta de bebida y alimentos va compensando estas pérdidas. Pero, ¿qué pasa si las condiciones dejan de ser normales?

En el clima en que se está celebrando este Mundial la sudoración de los futbolistas aumenta de forma significativa por las altas temperaturas y la alta humedad relativa del ambiente, algo a para lo que la mayoría de deportistas no están preparados.

A pesar de que el organismo pone en marcha rápidamente mecanismos para frenar la pérdida de agua y que las pautas dietéticas ayudan a luchar contra estos enemigos del rendimiento deportivo, no son suficientemente efectivos y durante la competición se producen bajones importantes en los porcentajes de agua intracelular.

Asi pues, las altas temperaturas pueden provocar deshidratación e hipertermia (temperatura corporal a mas de 39ºC), que es casi más grave y peligrosa ya que sus síntomas incluyen mucha sudoración, desmayos, convulsiones y descoordinación. La deshidratación puede provocar un aumento del flujo sanguíneo cutáneo, reducción del volumen de sangre total, disminución de la disipación de calor o aumento de la temperatura corporal.

Paradas técnicas

Estas paradas se van a producir cuando la temperatura supere los 32ºC y son de vital importancia para preservar la salud del deportista ya que el objetivo es además de hidratarse es mantener la temperatura del cuerpo baja. La FIFA usa un aparato especial para determinar el momento necesario para dar un descanso, el denominado «Wet Bulb Globe Temperature».

Métodos para mejorar el rendimiento ante un clima hostil

Esta claro que tanto el calor como la humedad elevada ejercen un efecto negativo sobre el rendimiento. Con el fin de prepararse para competir con calor, los deportistas deben aclimatarse de forma apropiada: asegurarse que el nivel de hidratación antes y durante el esfuerzo sea adecuado, modificar las estrategias respecto al ritmo y la táctica si es necesario, y pre-enfriar el cuerpo antes de la prueba.

El concepto de pre-enfriamiento consiste, básicamente, en reducir la temperatura del deportista más o menos quince minutos antes de la competición. Esto proporciona un gradiente de temperatura superior para disipar el calor una vez que el deportista inicia el ejercicio, lo cual significa que debería ser capaz de rendir a una mayor intensidad.

Un ejemplo de esta técnica sería la exposición de la piel durante varios minutos a hielo envuelto en varias toallas, que a pesar de haber demostrado mayor efectividad en deportes de corta duración, sería aplicable también al fútbol en momentos como el descanso del tiempo reglamentario, o bien en los momentos previos a jugar una prórroga.

En estos casos, si el tiempo apremia, pueden emplearse técnicas como la inmersión del deportista en cubos de agua fría o simplemente hacer pasar al deportista por una ducha fría en los momentos previos a la reanudación del esfuerzo. Otras métodos recomendados para luchar contra los efectos adversos de la climatología en el fútbol serían reducir la duración del calentamiento previo al partido, realizando parte del calentamiento si fuera preciso en otro lugar del estadio donde no exista exposición solar, e insistir al deportista en que aproveche cualquier momento de pausa durante el partido (tras un gol, lesión de otro futbolista, cambios etc) para acudir a la zona más cercana de banda y beber en cantidad moderada (150-200 ml) un preparado de concentración isotónica con contenido en minerales y azúcares que permita una más rápida asimilación y ayude en la reposición tanto hídrica, salina como energética del organismo.

Para esto, el equipo técnico a debido disponer estratégicamente lugares en el campo con personas de su confianza que les permita a los deportistas hidratarse con el menor desplazamiento posible y por supuesto sin que ello propicie una pérdida de concentración en el juego.