¿Qué secretos tiene la naturaleza para estudiar y mitigar el cambio climático?

Pablo Ramos

Pablo Ramos

Nuestro planeta dispone de herramientas para combatir el calentamiento global aunque debido al ritmo de contaminación no son suficientes.

La investigación y las herramientas para estudiar y combatir el cambio climático no solo se desarrollan en los laboratorios. La naturaleza guarda secretos, lugares y elementos fundamentales que sirven para mitigar el calentamiento global y ofrece instrumentos vitales para su análisis.

Uno de los elementos fundamentales para conocer las posibles consecuencias del cambio climático es el estudio de la atmósfera y su función como controladora de la temperatura en la superficie terrestre. Un reciente estudio, realizado por investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) detalla que la emisión de calor de la Tierra al espacio, producida tanto desde la superficie del planeta como desde la atmósfera, es lineal, pero que si ambos se calientan en exceso, aumenta la concentración de vapor de agua y con ello el efecto invernadero.

La sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agrícolas depende en gran medida de cómo usemos el suelo

Según los investigadores, esta situación, denominada retroalimentación, aumenta la temperatura de la superficie de la Tierra y también incrementa  la liberación de ese calor al espacio. Sin embargo, de manera simultánea, el aumento de la concentración de vapor de agua guarda más calor y crea un efecto invernadero que evita que parte de esa temperatura salga más allá de la atmósfera.

«Es como si hubiera una ventana a través de la cual un río de calor puede fluir al espacio. Pero a medida que fluye cada vez más rápido, debido al aumento de temperatura, las dimensiones de la ventana se reducen por el efecto invernadero evitando que el calor se escape«, detalla Daniel Koll, investigador principal del estudio.

Suelo para atrapar gases contaminantes

Otra de las herramientas  es el propio suelo que pisamos. Un reciente estudio señala que las tierras de cultivo pueden ser un elemento esencial para reducir los efectos del cambio climático si se adoptan las medidas adecuadas en estas hectáreas.

«La sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agrícolas depende en gran medida de cómo usemos el suelo. Con la aplicación de la innovación a través de una mejor gestión del suelo, estamos un paso más cerca de preservar nuestro suministro de alimentos y mitigar el efecto que el cambio climático y el calentamiento global tienen en nuestras vidas», señala Bruno Basso, experto de la Universidad de Michigan y autor principal de este trabajo.  

La tierra con la que trataremos en 2050 seguramente será diferente de lo que es ahora

Este proyecto propone una solución basada en la combinación de técnicas agrícolas adaptativas con la implementación de mejoras en la “salud” de las tierras de cultivo.

«En última instancia, el suelo es el ‘hogar’ de las plantas. Si no nos preocupamos por el suelo, las plantas y los cultivos no se verán afectados y se los dejará que se ocupen del cambio climático por sí mismos», apunta Basso sobre la capacidad de las plantas para absorber gases, como el dióxido de carbono o el nitrógeno, y reducir los efectos del cambio climático y fijarlos en el suelo. Además, estos agentes nocivos, una vez en el interior de la tierra de cultivo, sirven de fertilizante natural.

«La tierra con la que trataremos en 2050 seguramente será diferente de lo que es ahora, por lo que es crítico reconocer cómo administrarla hoy  y desarrollar las estrategias de adaptación para el futuro», vaticina Basso.

 

Árboles fosilizados para estudiar el cambio climático

Pero no solo el suelo ayuda a combatir el cambio climático. Los restos vegetales son un indicativo perfecto de las diferentes situaciones climáticas que ha vivido la Tierra y pueden ser una herramienta para comprender mejor su evolución. Así, a través de los pinos fosilizados del sur de Francia y los anillos de sus troncos los investigadores han podido estudiar las olas de frío producidas hace 13.000 años sobre la superficie de nuestro planeta y cómo afectó a la vegetación.

Los resultados de esta investigación señalan que el cambio producido en las temperaturas medias no causaba especiales problemas pero las variaciones ambientales, generadas por las condiciones climáticas extremas durante años,  sí causaron la muerte de miles de árboles.

«Alrededor de sesenta años antes de que se produjera el cambio climático real, observamos una alteración significativa en las precipitaciones  y en los picos de aire polares extremos”, destaca Maren Pauly, miembro del departamento de científico de la Helmholtz Centre Potsdam en Alemania  para explicar que los cambios en el medio ambiente no son inmediatos.