Calentamiento global: ¿llegarán más huracanes a España en un futuro?

Los océanos del mundo se calientan cada año más, pero ¿quiere decir eso que se formarán más huracanes en el futuro? ¿veremos más de ellos pasando por España?

Mario Picazo

Mario Picazo

Este mes de octubre hemos hablado largo y tendido del último informe presentado por el IPCC, un documento que revela el contundente impacto que la actividad humana está teniendo sobre el planeta. Los datos muestran como el calentamiento global observado durante el último siglo está relacionado de manera directa con los gases tipo efecto invernadero que hemos ido emitiendo sin tregua y en progresivo aumento. Pero, ¿como influye ese aumento térmico en la actividad de los huracanes en el Atlántico?

La visita de los restos de dos huracanes, Leslie y Michael, a España de manera simultánea hace unos días, nos lleva a preguntar si ese escenario meteorológico tan atípico dejará de serlo en un futuro no muy lejano. Leslie llegó a Portugal el 13 de octubre como una potente tormenta tropical. Atravesó sus frías aguas costeras y luego cruzó el noroeste peninsular, algo nada habitual si repasamos el registro histórico de fenómenos meteorológicos de este tipo.

Imagen del satélite Meteosat mostrando la llegada de los restos del huracán Michael al noroeste peninsular mientras los de Leslie se alejan por el Mediterráneo. Fuente: NOAA

La última vez que una tormenta de similares características afecto a nuestro país, fue en octubre de 2005 cuando el huracán Vince tocó tierra en la costa de Huelva.  Mayor impacto tuvo la tormenta tropical Delta al pasar al norte de Canarias en noviembre de ese mismo año sin ni siquiera tocar tierra. Más de lo mismo hizo el huracán Ophelia, rumbo a Irlanda en 2017, generando intensos vientos favoreciendo la propagación de devastadores incendios por el oeste peninsular. ¿Pero dos ex-huracanes el mismo día en España? Nunca.

Huracán Michael en el golfo de México el 10 de octubre de 2018 antes de tocar tierra en el noroeste del estado de Florida, EEUU. Fuente: NOAA

Viendo cómo se han ido calentando nuestros océanos con el paso de los años, nos es de extrañar que la energía potencial para alimentar estos monstruos de la naturaleza haya aumentado también. Las tormentas tropicales necesitan 3 condiciones fundamentales para sobrevivir o evolucionar a algo más intenso como un huracán. (1) Una región de inestabilidad, algo así como una borrasca con tintes tropicales (2) poca zizalladura de viento en niveles más altos de la atmósfera, es decir que el viento no cambie mucho de dirección e intensidad a varios kilómetros de altitud sobre la tormenta (3) agua cálida en la superficie del océano con valores que ronden como mínimo los 26 a 27oC.

Anomalía de la temperatura del mar el 15 de octubre de 2018. Gran parte del Atlántico dominado por agua más cálida de lo habitual, al igual que el Pacífico, donde dominan las anomalías positivas. Llama la atención la anomalía negativa en el Atlántico central (color azul), consecuencia de la energía que Leslie ha empleado para moverse por esa región del océano casi tres semanas.

Para entender como este coctel de factores de interacción atmósfera-océano puede haber cambiado con los años y cómo puede afectar la formación de huracanes Atlánticos en un futuro, los meteorólogos analizan la relación entre las temperaturas del agua en superficie y el llamado Índice de Poder de Disipación (PDI), un índice que engloba información sobre la frecuencia, intensidad y duración de los huracanes. Tanto las temperaturas del agua como el índice PDI han aumentado de manera significativa desde los años 70 en relación con el calentamiento global. Esta última década, el aumento del PDI ha sido incluso mayor que otras décadas de bastante actividad en el Atlántico como las de los años 50 y 60.

Actividad de ciclones tropicales en el Atlántico norte de acuerdo con los valores de PDI entre 1949–2015 Fuente: NOAA

Sin embargo, los estudios estadísticos más recientes muestran resultados muy diferentes dependiendo de que valores de temperatura del agua en el Atlántico se utilicen. Si se usan las temperaturas medias absolutas del agua en el Atlántico tropical para calcular como cambiará la actividad de huracanes en la región, la actividad de huracanes para 2100 debería aumentar cerca del 300%. Si por otra parte la correlación se hace con valores relativos de la temperatura del agua en el Atlántico tropical, prácticamente no se producen cambios de actividad como queda reflejado en los gráficos inferiores. No existe por lo tanto una relación estadística sólida que demuestre que un aumento térmico como el que hemos experimentado década tras década lleve a que haya más huracanes.

Evolución de la actividad de huracanes (DPI) utilizando las anomalías absolutas de temperatura del Atlántico tropical (a) y las relativas (b).

Estadística aparte, ni los estudios realizados con modelos numéricos para simular la actividad del siglo 21, ni otros que analizan la frecuencia de huracanes y tormentas tropicales en el Atlántico durante lo últimos 120 años, demuestran que el calentamiento global causado por el aumento de gases tipo efecto invernadero provocaría un aumento resaltable de la actividad tropical en el Atlántico. Uno de los varios estudios de modelización realizados, si muestra un aumento en la formación de huracanes intensos (categoría 3 o superior) pero mayoritariamente durante la segunda mitad del siglo 21 y con un índice bajo de fiabilidad relativamente bajo.

No hay, por lo tanto, una señal claramente detectable, más allá de la variabilidad climática natural, que demuestre que la actividad humana pueda provocar un aumento del número de huracanes que recorren el Atlántico. Aunque no se descarta del todo, de momento no tenemos datos suficientes o registros lo suficientemente actualizados (usando los datos de años más recientes) para confirmar esa tendencia. Una vez se incorpore a la base de datos el acelerado calentamiento global observado está última década, podríamos encontrarnos con resultados diferentes.

Trayectorias de huracanes llegando a categoría 4 o 5  comparando la climatología con simulaciones numéricas de los modelos CMIP3 y CMIP5 del GFDL (Geophysical Fluid Dynamics Laboratory)

Aunque los estudios actuales no hablen de un aumento del número de huracanes, sí muestran que los que se formen, descargarán más agua y serán de mayor intensidad, con vientos más fuertes y valores de presión más bajos. También reflejan un aumento de las mareas ciclónicas, no solo por el incremento de los gradientes isobáricos dentro de las tormentas, sino también debido al aumento del nivel del mar en muchas zonas costeras del Atlántico. Podríamos por lo tanto ver más huracanes categoría 4 o 5, los que mayor impacto tienen, los más destructivos.

No esperamos ver más huracanes en el Atlántico pero si huracanes más intensos de lo normal 

Por lo que a España y otras zonas de Europa se refiere, a medida que aumenta la temperatura del agua de la superficie del mar en muchas otras zonas como hemos visto en el Atlántico norte más allá de regiones tropicales, también sería más fácil que las tormentas tropicales y huracanes que se forman más al sur lleguen a nuestras latitudes.  También aumentará la probabilidad de que lleguen huracanes de categoría superior a la 1.

Trayectorias de tormentas tropicales y huracanes esta temporada 2018 en el Atlántico. Fuente: NOAA

Los expertos advierten que la mayoría de estudios numéricos realizados para similar el futuro calentamiento de nuestros océanos muestran que el Atlántico, y en especial el del hemisferio norte, se calentará a mayor ritmo que otros océanos del mundo.  Con ese dato, la probabilidad de ver fenómenos tropicales en latitudes altas del Atlántico será mayor. Aun así, no hay que olvidar que las proyecciones de futura actividad meteorológica en el Atlántico también incluirán variaciones de otros elementos característicos de latitudes medias y altas como la corriente de chorro o la oscilación del Atlántico norte. Anomalías, que también forman parte del escenario por el que se mueven tormentas tropicales y huracanes cuando como Leslie estos días, abandonan el trópico rumbo a países como Portugal o España.