Borrascas Atlánticas: ¿por qué tan intensas y frecuentes?
Las grandes borrascas que este invierno recorren el Atlántico norte están afectando a numerosas zonas de Estados Unidos y Europa. ¿porque están siendo tan intensas?
Mario Picazo
Los ¨Nor´easters suelen formarse principalmente durante los meses de invierno, aunque en ocasiones pueden aparecer en otoño o primavera. Tampoco es extraño que pasen por una fase de ciclogénesis explosiva, en la que la borrasca se profundiza y hace muy fuerte en escasamente 24 horas.
Este mes la costa este de Estados Unidos ya ha vivido 4 ¨Nor´easters¨ en poco más de 10 días. El 2, 7, 13 y 22 de marzo la zona de Nueva Inglaterra en el nordeste de Estados Unidos ha sufrido el impacto de profundas borrascas, con vientos huracanados, intensas mareas, inundaciones y copiosas nevadas. Pero ¿qué está pasando este invierno para que las borrascas del Atlántico norte lleguen a ser tan intensas y afecten de manera tan contundente a zonas continentales próximas?
Para entender que ha hecho la atmosfera para que se produzca esta situación, hay que hacer marcha atrás en el tiempo y analizar los elementos que han caracterizado la dinámica atmosférica en el hemisferio norte. No es una tarea fácil, porque las variables que intervienen en este rompecabezas son muchas.
En febrero el vórtice polar, una región de bajas presiones con fuertes vientos circulando a su alrededor en el ártico, se dividió en dos partes. Una se desplazó desde Siberia hacia Europa provocando una intensa ola de frío. Otra se deslizó sobre el oeste de Estados Unidos unos días. Mientras, algunas zonas del ártico experimentaban temperaturas récord muy por encima de la media. Posteriormente se formaría un potente bloqueo anticiclónico sobre Groenlandia que llevaría la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) al desplome absoluto con valores más negativos record.
Cuando la NAO está en modo negativo, aumenta la probabilidad de que lleguen intensas borrascas con grandes nevadas al este de Estados Unidos y Europa, aunque no siempre ocurre así. Todos estos elementos han contribuido al aumento de la frecuencia de borrascas y a que sean más intensas de lo habitual. El bloqueo anticiclónico sobre Groenlandia es un factor clave de la receta. Primero porque evita que las tormentas que merodean el nordeste de Estados Unidos o sudeste de Canadá se alejen rápidamente de la costa. Segundo, porque consigue que las diferentes ramificaciones de la corriente de chorro se junten y se forme así una sola y más energética capaz de intensificar las borrascas y desplazarlas más al sur de lo habitual. Cuando una borrasca ya hecha y derecha se zambulle sobre las templadas aguas del Atlántico frente a las costas del este de Estados Unidos, se intensifican rápidamente y se convierten en potentes y peligrosos ¨Nor´easters¨. Más aún, si como este invierno de 2018 las temperaturas de la superficie del mar están 3 a 5oC por encima de lo habitual.
Cuando la configuración de la atmósfera (corriente de chorro y posible bloqueo al norte) entre la zona donde se intensifican los ¨Nor´easters¨ y Europa es favorable, algunas de estas borrascas se pueden volver a reforzar mientras cruzan el océano rumbo a países como España. Como lleguen de reforzadas a las costas Atlánticas del viejo continente dependerá de otros factores, pero si consiguen atravesar el Atlántico bien formadas la probabilidad de que la meteorología sea adversa al acercarse a tierra firme aumentará.
Ahora hace falta ir confirmando si la frecuencia de estos fenómenos será cada vez mayor en un futuro. A medida que se deshiela el ártico, ya se ha observado que la rotura del vórtice polar es cada vez más frecuente. De continuar esa tendencia, los bloqueos mencionados en Groenlandia podrían ser más frecuentes con el consiguiente aumento de las anomalías en la estructura de la corriente de chorro que empujan y fortalecen estas inmensas borrascas.