Así influyó la meteorología en el accidente de Chernóbil

Mar Gómez

Mar Gómez

Un potente anticiclón sería el responsable de enviar partículas radiactivas desde Chernóbil hasta Escandinavia.

Después del accidente en la planta nuclear de Chernóbil (Ucrania) el 26 de abril de 1986, gran parte de Europa se vio afectada por la nube radiactiva. Según la OMS, hasta cuatro mil personas pudieron morir de manera directa a causa de la radiación a la que se vieron expuesta. Esta misma organización estimó que la radiación total emitida por este accidente fue 200 veces mayor que la liberada en las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki.

El 26 de abril se cumple el aniversario de Chernóbil, del mayor accidente nuclear de la historia y analizamos el papel que jugó la meteorología en la expansión de la radiactividad por todo Europa.

El accidente de Chernóbil está considerado como el peor desastre nuclear de la historia.

Fueron muchos los factores que influyeron tanto en el inicio y desarrollo de su accidente como en la posterior propagación de la nube radiactiva, algo en lo que la meteorología jugó un papel clave.

Pero, ¿qué condiciones dominaban en Europa y por qué llego tan rápido a Escandinavia, situada a cientos de kilómetros de distancia?

Contaminación sin fronteras

Del coctel de radionúclidos que se liberó, los más importantes a nivel radiológico fueron los productos de fisión yodo 131, cesio 134 y cesio 137. El primero tiene una vida media corta, de unos ocho días, pero tiene gran impacto radiológico sobre todo en la tiroides. El segundo cuenta con una vida media de 2 años y el ultimo, el cesio 137, tiene la mayor vida media de todos: 30 años.

Psin embargo, no fueron los únicos. También se emitieron otros isótopos especialmente duraderos como estroncio 90 o plutonio 239 y 240. Este último con una vida media de 24.100 años.

Bajo este escenario, la expulsión de estos materiales a la atmósfera suponía, evidentemente, un grave riesgo para la salud que permanecería durante años y se propagaría hacia otros lugares.

El potente anticiclón en Centroeuropa y sus vientos del sudeste enviaron desde Ucrania la nube radiactiva a Escandinavia. La primera detección fuera de Chernóbil se hizo en Suecia.

En los años 90, bajo la mirada de la Comisión Europea, se llevó a cabo un amplio estudio de la contaminación por cesio-137 de Chernóbil. Los resultados indican que alrededor de 3,900,000 km2 de Europa estaban contaminados por cesio-137 (por encima de 4,000 Bequereles por m2, la unidad en la que se mide la radiactividad), que es el 40% de la superficie de Europa.

En términos de superficie, Bielorrusia y Austria fueron las más afectadas por mayores niveles de contaminación. Sin embargo, otros países se vieron seriamente afectados; por ejemplo, más del 5% de Ucrania, Finlandia y Suecia se contaminaron a niveles altos (> 40,000 Bq / m2 de cesio-137). 

Más del 80% de Moldavia, la parte europea de Turquía, Eslovenia, Suiza, Austria y la República Eslovaca se contaminaron a niveles más bajos (> 4,000 Bq / m2 de cesio-137). El 44% de Alemania y el 34% del Reino Unido se vieron afectados de manera similar.

Condiciones meteorológicas clave para la propagación de la radiactividad

El primer lugar donde se detectó fue en Suecia, en la central de Forsmark, el 28 de abril de 1986, tan solo dos días después. Lo primero que pensaron es que el accidente se había producido allí mismo y no a 1.100 kilómetros de distancia.

Pero ¿cómo pudo llegar tan lejos la nube radiactiva? La atmósfera tiene la respuesta. En aquel momento gran parte de Europa se encontraba bajo la acción de un potente anticiclón que arrastró —debido a sus vientos de sudesde desde Ucrania— las partículas radiactivas hacia las zonas más próximas al accidente, pero también hacia países situados al oeste y noroeste de este.

España y Portugal se mantuvieron al margen de la nube radiactiva que se desvió hacia el norte de Europa.

El 30 de abril llegaba al norte de Italia, y el 5 de mayo, los vientos procedentes del sur llevaban el aire contaminado hasta Gran Bretaña, esquivando así a España y a Portugal.

Lluvia radiactiva

A todo se le unió la lluvia radiactiva que se produjo en los siguientes días al accidente. Esto ocurrió, por ejemplo, en la ciudad de Novozybkov, al oeste de Rusia donde el viento intenso y las lluvias produjeron, tres días después, produciendo graves enfermedades y problemas en todos sus habitantes no solo en ese momento sino años después.

En el mayor desastre nuclear de la historia influyeron también las condiciones meteorológicas que propagaron la nube radiactiva a gran parte de Europa.

No serían los únicos, los samis —minoría indígena de Escandinavia— vivirían los efectos de la contaminación radiactiva a largo plazo; trabajadores escoceses atribuirían enfermedades y muertes años después las lluvias contaminadas y, en definitiva, toda parte de Europa expuesta a la radiación y a las lluvias sufriría los efectos de esta precipitación mortal.