Alergias: no solo hay alergia al polen en primavera

El otoño es la estación en la que más aumentan las alergias ‘indoor’ por culpa de la propagación de los ácaros.

Cristina Herrera

Cristina Herrera

Escozor de ojos, picor de nariz, estornudos, lagrimeo… ¡y aún no es primavera! Son los síntomas propios sin duda de la alergia estacional, sin embargo, a pesar de que habitualmente asociamos «alergia» con «primavera», se trata de un vínculo totalmente erróneo.

De hecho, en estaciones como otoño se pueden llegar a agudizar incluso más los síntomas de las rinitis alérgicas y el asma. ¿Por qué? Te lo contamos.

¿Por qué hay alergias en otoño e invierno?

Lo primero que debes saber es que existen alergias outdoor e indoor, es decir, algunas están provocadas por factores externos -que ocurren al aire libre- y otras, en cambio, se producen en espacios cerrados. Son las segundas, las alergias propias de zonas interiores, las que repuntan tras finalizar el verano.

Son alergias provocadas en su mayoría por las partículas en suspensión que sobrevuelan el ambiente de los espacios cerrados. Unas alergias que cobran especial importancia teniendo en cuenta que el 90% de nuestro tiempo lo pasamos a diario en espacios cerrados.

Causas de las alergias ‘indoor’

Con la llegada del otoño, y el habitual descenso de las temperaturas, aumenta el uso de la calefacción, reduciendo a su vez la ventilación que se realiza en espacios cerrados. Los sistemas de calefacción producen monóxido de carbono y material particulado fino, que suele acumularse en el ambiente de los hogares y oficinas si no se ventila correctamente.

A su vez, la diferencia de temperatura exterior-interior incrementa la humedad y el moho dentro de los hogares; elevando así las partículas tóxicas que respiramos y los alérgenos calificados «de interior», como los ácaros del polvo y los hongos.

De hecho, el otoño es la mejor época para la proliferación de los ácaros, ya que estos necesitan una temperatura media de 20ºC. Con la humedad, los ácaros del polvo doméstico o las esporas de los hongos están más presentes en nuestras casas.

Soluciones rápidas para purificar el ambiente

¿Cuál es la forma más rápida de purificar los espacios cerrados para frenar así los síntomas de las alergias? Usando purificadores adecuados. Este tipo de aparatos lucha eficazmente contra la contaminación y es especialmente útil en el caso de los bebés, uno de los colectivos más sensibles a la polución ambiental.

Te recomendamos que utilices purificadores con filtros, ya que éstos no producen subproductos tóxicos. Por ejemplo, el purificador de aire Pure Air de Rowenta dispone de un sistema inteligente que informa del índice de calidad del aire existente en cada espacio, calibrando así el nivel de purificación necesario. Además, gracias a su exclusivo filtro, destruye por completo de forma permanente el formaldehído, el contaminante del aire más dañino en interiores.

Para luchar contra la sequedad en espacios interiores y mantener un nivel de humedad idóneo que te proteja de los síntomas habituales de la alergia, lo mejor es utilizar humificadores como el Aqua Perfect de Rowenta, capaz de proteger el ambiente de los efectos negativos del aire seco, ofreciendo además una solución bacteriana que difunde un vapor más limpio.

¿Dónde se acumulan las partículas?

Los textiles de los hogares -alfombras, sábanas, colchas, mantas e, incluso, la ropa- y las mascotas son geniales acumuladores de estas partículas, que provocan síntomas similares a los de la alergia primaveral: estornudos, congestión, secreciones nasales o picazón en la nariz, paladar, garganta, ojos u oídos.

La escasez de lluvia -que está caracterizando este mes de otoño- tampoco ayuda a solventar esta situación. Y aquí, se une el problema de la contaminación atmosférica. Las partículas de emisión diesel -procedentes de la combustión de los vehículos- se acumulan en la atmósfera en días continuados de anticiclón mezclándose con los alérgenos comunes.

Unos niveles de alérgeno que por sí solos no dan alergia, cuando se combinan con las partículas diésel sí la producen, multiplicando la capacidad del polen para provocar síntomas en el cuerpo humano. De ahí, que en otras estaciones del año, con picos elevados de contaminación, también suframos los efectos comunes de las alergias.