7 ejércitos que perdieron la guerra contra el tiempo

Mar Gómez

Mar Gómez

Muchos ejércitos ganaron batallas pero fueron muchos los imperios y las guerras que se vieron enfrentadas a un enemigo común, invencible y mortal: la meteorología adversa.

  1.  530 a.C: El rey de Persia pierde todo su ejército en una tormenta de arena

La mayoría de la gente conoce al Imperio Persa gracias a películas y a la cultura popular. Sin embargo, en la realidad los persas construyeron el imperio más grande que el mundo había visto hasta ese momento.

Los límites de los territorios que conquistaron se extendían desde Pakistán y Asia Central hasta Turquía y algunas islas griegas.

Uno de los reyes del imperio, Cambises, conquistó Egipto. No fue fácil, pero lo logró y una vez lo consiguió tuvo el poder suficiente para matar al faraón. Según el antiguo historiador Herodoto, Cambises anhelaba poseer hasta el último grano de arena del desierto pero según el famoso oráculo de Siwa su final estaba cerca. Haciendo gala de su carácter despótico, Cambises  reunió 50.000 hombres y les ordenó que destruyeran el oráculo. Una vez allí perdió a todos sus hombres cuando una tormenta de arena azotó el oasis.

Hoy en día, se han organizado varias expediciones para tratar de encontrar sus restos:

      2.  1187 d.C: Un rey de las Cruzadas atraviesa un desierto sin agua

En la imagen que podéis ver a continuación,  aparece representado el rey Guy de Jerusalén haciendo una reverencia ante el sultán Saladino Ayyubid como cautivo de su mayor adversario. Sin embargo, tan sólo unos días antes, Guy fue un poderoso rey a la cabeza de un ejército de 20.000 hombres.

Pero ¿qué es lo que ocurrió? Guy cometió algunos errores tácticos mientras el ejército marchaba, entre ellos subestimar cuanto tiempo le tomaría a sus hombres, vestidos con armadura completa, cruzar el desierto. Además para ahorrar tiempo, ordenó a los carros que transportaban agua que se quedarán atrás. A todo esto hay que añadirle que corría el mes de julio en Oriente Medio.

De este modo marcharon los hombres de Guy hacia el mar de agua dulce de Galilea, donde agotados por cansancio y deshidratación se encontraron con Saladino a su espera junto con un ejército, desde luego, mejor preparado para los problemas del caluroso y asfixiante desierto.

 

      3.  1242 d.c: una armadura pesada no es el mejor atuendo para la lucha en los lagos congelados

Además de aprender a sobrevivir en el desierto, los caballeros de las cruzadas también deberían haber  pensado que luchar con una armadura pesada en un lago congelado en Rusia no era muy buena idea.

Cuando los caballeros de las cruzadas se dispusieron a invadir Rusia (en ese momento dividida en estados diferentes), lo hicieron en una batalla en la región de Novgorod y sobre la superficie congelada del lago Peipus. Después de unas horas de lucha, cuando los caballeros se batieron en retirada, el hielo cedió bajo sus pies debido a que su armadura era muy muy pesada.

Los caballeros teutónicos no volvieron a intentarlo y el líder de Novgorod, Alexander Nevsky se convirtió en un héroe nacional ruso y símbolo de la resistencia de Rusia a los invasores de Occidente.

      4.  1274/1281: los mongoles intentan invadir Japón durante un huracán

En el año 1200, el imperio Mongol estaba en el apogeo de su poder, que se extendía desde China y Persia hasta Rusia y acompañado de la horda de jinetes más aterradora que el mundo había visto. Los mongoles, ubicados en las estepas de Siberia,  vivían en un lugar en el que el tiempo era muy diferente al de Japón. Este estaba tan acostumbrado a resistir las amenazas del mar que dos de las palabras más conocidas en el idioma- tsunami y kamikaze- están directamente relacionadas con el poder destructivo de la mar.

De hecho fue un tremendo tifón el que destruyo gran parte de la flota invasora de los mongoles en su intento de invadir Japón. Bautizaron a este tipo de tifones como Kamikazes y este volvió a presentarse en 1281 cuando, de nuevo, los mongoles volvieron a intentar conquistar Japón perdiendo toda su armada.

 

      5.  1912: Napoleón lucha con el verdadero enemigo: el invierno

En 1812, el emperador Napoleón era el amo de Europa. Alemania, Austria, Italia y media de docena de otros países eran parte de su imperio o  vivían aterrorizados bajo su influencia.

Las excepciones: el Reino Unido y su inmejorable marina y un viejo amigo de los caballeros teutónicos, Rusia. Así que decidió reunir a una fuerza de 600.000 hombres y comenzó a marchar a Moscú. Sin embargo, no logró destruir al ejército ruso antes de llegar a la capital.

Trato de retroceder pero ya era demasiado tarde ya que su ejército estaba en muy mal estado tras una larga marcha a través del país, sometidos a las bajas temperaturas y sin víveres, ya que los habían consumido en el camino. En ese momento llegó el invierno y poco más de 100.000 hombres sobrevivieron.

      6.  1814: un tornado interrumpe bruscamente la quema de Washington

En agosto de 1814, tropas británicas incendiaron la casa Blanca y gran parte de Washington D.C durante la Guerra de 1812 con el fin de desmoralizar a los americanos y tomar Baltimore más adelante.

Sin embargo, no paso ni un día y una tormenta repentina estalló y apagó la mayor parte de los incendios. También se formó un tornado que atravesó el centro de la ciudad. El Servicio Meteorológico Nacional registró grandes daños en las casas, los techos volaron, y hubo cientos de victimas en las tropas británicas.

Habiendo celebrado durante tan sólo un día su victoria, los británicos huyeron, tras haber perdido la batalla contra las fuerzas de la naturaleza.

      7.  1941: Hitler olvida lo que le ocurrió a Napoleón

Cuando el ejército nazi de Adolf Hitler entró en la Unión Soviética, que estaba en el apogeo de su poder, millones de hombres perecieron a consecuencia del crudo invierno con el que se encontraron. Aviones y tanques se pararon, no por falta de combustible, sino porque sus piezas se congelaron y los motores dejaron de funcionar. Además los uniformes alemanes no estaban lo suficientemente preparados ni a la altura de sus enemigos: los rusos.

Incluso cuando al fin el calor llegó  fue imposible penetrar en Rusia, ya que los caminos rusos, la mayoría sin pavimentar, se convirtieron en grandes barrizales cuando el suelo comenzó a calentarse en primavera. Aunque el tiempo no fue el único factor a la hora de determinar el fracaso de la invasión, si que colaboró en dale un golpe final y maestro a un ejército, que definitivamente no sabía donde se estaba metiendo.